jueves, 9 de junio de 2016

¡HASTA PRONTO, PRINCE!


Lo que llevamos de año 2016 está siendo especialmente cruel con grandes artistas del mundo de la música. No nos da ningún respiro. Se nos va otro GENIO (con mayúsculas) así como nos dejó huérfanos de eso mismo el gran maestro David Bowie.

Genio, genio... Ese término al que se recurre  intentando definir a esas personas con un don sobrenatural y extraordinario para romper todas las reglas y ser capaces de innovar, crear y redefinir todo de nuevo, extrayendo de la nada nuevas ideas y emociones sorprendentes impregnadas de esa magia y ese toque celestial, a partir del cual la vida parece un lugar diferente y mejor del que merece la pena disfrutar.

Genio, genio...esa expresión malgastada quizás demasiadas veces ante cualquier cosa que nos llama de manera inmediata la atención, pero que con el tiempo se desvanece fugazmente traicionando su propia esencia, haciéndonos sentir que realmente no merecía tanto el suspiro.

Quizás esto nos lleve a pensar que en esta sociedad masificada y global donde todo el mundo tiene la imperiosa necesidad de expresar sus ideas, opiniones o emociones, la mediocridad se nos presenta como ese manto oscuro que lo cubre todo y que nos susurra a gritos que realmente hace falta luz, hace falta chispazos lo suficientemente ardientes como para romper ese pesado manto y tocar de nuevo el cielo.

Con la retrospectiva que nos da el tiempo, resulta curioso y contradictorio que con tanto avance tecnológico de la impresión de que casi nada nos suene diferente, fresco...de que nada nos haga vibrar lo suficientemente fuerte como para que nos haga sentir que estamos formando parte plena de algo que realmente hará historia y que quedará como un tesoro eterno del que disfrutar para siempre.

Curioso resulta que siempre se mire para atrás, buscando referentes sobre los que no se sea capaces de construir imperecederos. Quizás porque en medio de tanta sobrexposición e inmediatez fácil, el precio a pagar sea esa falta de entusiasmo, de energía creativa vital que sólo puede ser cocinada a fuego lento, alejada de la prisa, del frenetismo, de la máquina.

Se nos va otro artista innovador, creativo como apenas ha existido. Alguien que construyó su peculiar mundo personal con ramalazos de bendita locura expresados en constantes giros estilísticos y estéticos, con un sello e impronta personal fascinante que aseguraba auténticas exhibiciones de grandeza tanto en estudio como en sus demoledores directos.

Como no podía ser de otra forma su música nunca fue fácil de asimilar en muchos de los casos, pues su procedencia era un magistral híbrido entre referencias de múltiples estilos y colores. Desde influencias del blues o rock clásico como Hendrix o Little Richard, pasando por el funk incendiario de James Brown, P-Funkadelic o Earth, wind and Fire, el pop psicodélico, new wave, dance hasta coquetear con el jazz. Sin olvidar la influencia de grandes y míticas bandas como Queen, Stones o Led Zeppelin entre muchísimas otras.

Como en el caso del genial James Brown, él conseguía aunar y traspasar todos esos estilos y como resultado de ello nos sorprendía siempre con un material absolutamente novedoso y espectacular. Así mismo, su puesta en escena derrochaba elegancia, glamour y energía que casi podía medirse en vatios de luz y potencia. Al margen de su inigualable talento como compositor, no puede obviarse su gran capacidad instrumentalista, en especial como guitarrista donde podría hablarse de auténtico torbellino.

En mi opinión, si tuviese que señalar un artista y una banda que le influyó de manera intensísima y vital, hablaría de Sly (Sly and family Stone) grupo quizás no lo suficientemente valorado, que supuso una auténtica revolución ideológica, musical y estética a finales de los 60's en plena era del amor, donde sustantivándose a la lucha por la igualdad racial, proponían en escena no sólo una declaración de principios acordes con la época, si no una auténtica explosión de colorido, sonoridad y actitud única en la historia, de la que parece que Prince bebió desde su más tierna infancia. Definitivamente, coincidiendo con un famoso crítico musical, se podía decir que Prince fue el Sly Stone de nuestra época.

Aunque sin lugar a dudas, su época de esplendor fueron los 80,s para celebrar y rendir tributo a su vida he preferido escoger una actuación del homenajeado en los "Brits awards" de 2006, en la que da una magistral exhibición de elegancia, sutileza y energía sin igual. En ella, aparecen encadenados temazos como "No fury" , "Let,s go crazy" o su obra más conocida, la ganadora del Óscar "Purple rain".

Acompañados de bailarinas, juegos de luces, presencia impecable y hasta confetis finales nos regala una intensa experiencia musical llena de colorido y emoción.

He querido a continuación ensamblar el vídeo con la mítica actuación de la mencionada banda "Sly and family Stone" en el 68, no sólo para comprobar el parecido e influencia crucial, si no también para dar a conocer más si cabe a esta banda absolutamente fundamental que en plena época de conflictos raciales, como podemos comprobar, empezaba sus directos con el célebre speech  "Don't hate the white, don't hate the the black, If you get bitten, just hate the bite"


¡Gracias Prince, por todo!

RIP

viernes, 22 de enero de 2016

¡HASTA PRONTO, STARMAN!

¡GRACIAS INFINITAS POR DARNOS TANTO!


En el momento de escribir estas letras, ya han pasado nueve días de la triste desaparición del duque blanco.

Nueve días que se han hecho duros, eternos y amargos sin final. He intentado una y otra vez ponerme a escribir lo que jamás pude imaginar que tendría que escribir. Mientras intento acometer la difícil misión de encontrar palabras, adjetivos para estar a la altura de un tributo imposible, las emociones se acumulan como una tormenta oscura que bloquean la poca capacidad que pueda quedar de intentar asimilar aún lo que supone un shock tremendo que me temo jamás podrá ser asumido totalmente. Tantos momentos en soledad y compartidos a flor de piel, tantos sueños, tanta energía , tanta ilusión, tanta plenitud, tantas estrellas, tanto cielo abierto, tanta vida...

Se dice rápido y pronto... Bowie se ha ido, como siempre hizo en vida, por sorpresa, sin avisar, elegante, misterioso, enigmático. Pero estrellas como él, no mueren, no pueden morir, simplemente vuelven al lugar de donde vinieron, al cielo, al espacio sideral, para seguir alumbrando nuestras vidas desde lugares donde sólo nuestra imaginación y nuestra alma pueden alcanzar.

Como bien es sabido, la noticia nos ha pillado a todos por sorpresa. Cuando ya estábamos preparando en esta sección con ilusión  la presentación de su nuevo trabajo discográfico "Blackstar", nos llegó el mazazo fulminante de su muerte por un cáncer terminal contra el que llevaba luchando 18 largos y angustiosos meses. Una enfermedad que había conseguido ocultar al mundo, sólo compartida con sus seres más íntimos. Sabíamos que desde su ataque cardíaco sufrido en 2004 (que casi le cuesta la vida en mitad de su gira europea) su salud y su estado físico habían empeorado muchísimo. Con el paso de los años, su aspecto había decaído considerablemente. Se hacía muy doloroso ver como alguien que siempre había personificado la elegancia más sublime se veía muy desmejorado y envejecido. Demasiado rápido en tan poco tiempo. Algo parecía no ir bien... ¿Pero esto? 

En mi opinión, hablar ahora de su último disco (el cual cobra repentinamente una dimensión escalofriante, pues se trata de un  réquiem o testamento final del que sabía que había llegado su hora) no procede en este momento, pues nos adentraría en un terreno demasiado lúgubre y tenebroso. Ya que se trata de una despedida a modo de homenaje, quizás lo mejor sea celebrar y destacar lo que este genio sin igual nos ha dado y nos seguirá dando por siempre jamás.

Se nos ha ido un ARTISTA TOTAL, al estilo de los antiguos artistas renacentistas. Alguien que cogía ideas de todos los lados y era capaz de sintetizarlas estética y musicalmente de manera revolucionaria y vanguardista, explorando  casi todos los estilos musicales, re-definiendo y creando tendencia. Muy en la idea de unos de sus ídolos (Andy Warhol) supo combinar teatro, mimo, moda, cine, pintura, fotografía, vídeo arte, happenings, performances, literatura, filosofía, arte y como resultado de esa coctelera transmutar constantemente en esos personajes teatrales en los que se encarnaba una y otra vez, desplegando toda su creatividad y elegancia sobre un escenario, como nadie jamás ha conseguido hacer.

De esos genios que aparecen  una vez cada siglo, su obra esta llena de canciones perfectas con unas sonoridades, melodías, arreglos y armonías que parecen venir de otro mundo y que en la mayor parte de su carrera iban en sentido diferente a lo que marcaban las modas o el mercado. Por no hablar de sus revolucionarias puestas en escena y presentaciones estéticas, así como de la profundidad intelectual de sus letras crípticas y enigmáticas (en la mayoría de los casos, difíciles de interpretar). Alguien que era fiel a sí mismo en todos los aspectos de su trabajo artístico y de su vida, reinventándose una y otra vez sin descanso, haciendo de ello algo sublime, magnético, intrigante e inspirador. Su influencia en la cultura y el arte contemporáneo postmodernista es gigantesca, con rastros de ella aquí y allá, sobretodo en lo audiovisual. Referencia obligada para cualquier persona o artista, cualquiera que sea su campo de acción, cualquiera que sea su edad, lugar o condición.

Para mí, lo más relevante y trascendente de su obra se encuentra en la esencia de su mensaje, lo que hizo de ello una actitud y una forma de vida,  y que ha calado, creo, en la mayoría de sus fieles seguidores, entre los que me encuentro, convirtiéndose en algo atemporal que traspasa cualquier generación. Siguiendo la estela de Oscar Wilde, Kerouac y otros autores de la generación "beat", Bowie entendió la vida como una experiencia total en contraposición a los convencionalismos sociales. Creó esos personajes de ficción como realidades alternativas en las que poder evolucionar y realizarse como persona, siendo él mismo sin necesidad de mostrarse en su totalidad. A modo de impostura (en el buen sentido del término), jugando con "alter-egos" donde daba rienda suelta a su creatividad e imaginación, en la que todos podíamos encontrar puntos de conexión y de identificación, enseñándonos a vivir conforme a lo que uno cree, sin renunciar a uno mismo. Nos enseñó que ser diferente no sólo no era malo, sino que era bueno y hasta mejor. Nos dio ese combustible, esas alas para volar, para creer en nuestros sueños, para entender que vivir conforme a lo que cada uno cree no es sólo posible, si no obligatorio.

Mirando hacia el cielo, hacia las estrellas, hacia marte (como la protagonista de "Life on mars") todo es posible, todo cobra valor, todo cobra vida, aunque la tediosa realidad que te rodee diga  en muchas ocasiones lo contrario, es posible, ha de serlo. Ese mensaje lo ha llevado hasta el final, plantándole cara  a la propia muerte, transformando su dolor y sufrimiento en algo bello, en una nueva obra de arte. Como colofón a su legado nos deja un último regalo, poniendo  la poca vida que se le iba yendo como un ejemplo colosal de que hasta el último suspiro... "We can be heroes, just for one day".

Descansa en paz, Ziggy stardust, Major Tom, Spaceboy, Thin white duke, Starman...

Siempre en nuestro corazón.

Resulta muy difícil escoger algún vídeo que pueda  expresar las emociones que se sienten en esta triste y definitiva despedida. Finalmente creo que lo mejor es rendirle tributo con una de las celebraciones espontáneas que se llevaron a cabo en Brixton (el barrio de Londres donde nació) donde personas de todas las edades se lanzaron a la calle para darle su último adiós con lágrimas y alegría entremezcladas, ya que como el propio David en el corte de la mítica entrevista que concedió a la BBC en el 72 con la que arranca el video dice: "Amaba la vida por encima de todas las cosas". Posteriormente aparecerá la presentación de "Starman" en vivo en la mencionada cadena ese mismo año.



También dejamos el enlace con el programa especial que "siglo XXI" de radio 3 (1h de duración) improvisó el día de la trágica noticia con una excelente selección de temas de su época más experimental con otros más clásicos y donde espontáneamente la gente fue dejando sus mensajes de despedida, algunos emotivísimos y muy desgarradores. Me parece especialmente conmovedor el que una chica dejó en el minuto 25.03".

No nos olvidamos del merecidísimo homenaje que también teníamos preparado a Lemmy Kilmister (Motörhead) que se subirá en cuanto podamos.

Desde este modesto blog, prometemos hacer un homenaje a David Bowie  a la altura que se merece.
No se cómo ni cuándo, pero se lo debemos...

R.I.P
LOVE YOU, FOREVER.